Lo intento. No es fácil, no es cómodo y no es algo que me haga feliz por sí mismo, pero me hace sentir una persona más completa, más consciente y, sobretodo, más respetuosa.
Ese valor, respeto, se convirtió en mi premisa de vida. Intento -porque lograrlo es un proceso, no un objetivo- ser una persona que respeta opiniones, vidas, creencias, tendencias y conductas, siempre y cuando no hagas daño a otros ni a ti mismo.
Intento cada día romper mi burbuja.
Esa llena de complacencia que “nos” crean, pero en la que
no nos pueden obligar a permanecer. Por fortuna, estar ahí es nuestra decisión.
Tengo poco más de un año llevando este proceso de manera consciente y he tomado algunas decisiones para salir de mi burbuja. Pocas pero firmes. Y, siguiendo la recomendación de
Seth Godin, he decido compartirlas. Quizás a alguien le interesa -o se atreve a- pasar por este proceso incómodo e inconveniente de empatizar, analizar y cuestionarSE ante aquello(s) que no tiene(n) mucho que ver con nosotros.
No volví a borrar a nadie de mis redes sociales porque opinara distinto a mí.
Incluso leo lo que dicen y me obligo a tratar de entender
por qué alguien puede llegar a pensar u opinar así. Duro e irritante. Más, si eres de un país tan dividido como Venezuela. Personalmente, me vi a prueba al leer
este artículo pero -después de la indignación- vino un
darse cuenta. Entendí cosas que no había visto antes y eso vale mucho. Muchísimo. Ojo, entender no es compartir.
No insultar. Por lo menos no públicamente y sin filtro.
Esto se lo debo a Brene Brown y su último libro en el que dice “si te sientes ofendido o herido cuando escuchas que a Hillary Clinton o Maxine Waters la llaman zorra o la palabra con “p”, deberías sentirte igualmente ofendido y herido cuando escuches esas mismas palabras para describir a Ivanka Trump, Kellyanne Conway o Theresa May.” Cuestión de integridad.
Buscar fuentes de noticias de tendencias distintas.
Esto, para mí, es tan difícil como lo primero y lo hago solo en momentos de paz mental. Por ejemplo, ahora que vienen las elecciones en Colombia (el país en el que voto) he intentado leer fuentes, varias y diversas, de izquierda a derecha y viceversa. Sé por quien voy a votar, no lo he dudado, pero creo que es importante entender -o por lo menos conocer- otras realidades u opiniones, para no invalidarlas o juzgarlas con descalificativos.
Que a alguien no le guste lo mismo que a mí, no quiere decir que me esté atacando.
Dejar de tomarse todo personal es.. puff… la prueba de fuego. A veces me provoca decirle a alguien que está “mal” todo lo que dice, pero luego me doy cuenta que no es contra mí. Eso sí, amo un debate y que me hagan cambiar de opinión con argumentos. Pero antes de lanzar el “estás equivocado”, intento ir por un “explícame más” o un “por qué dices eso”.
Romper las burbujas de complacencia es vital. Y no podemos esperar que otros lo hagan por nosotros,
esta charla TED te dejará sentado en tu sitio pensando un buen rato – a mí me dejó así- y mi conclusión fue que el cambio más inmediato no es el que los grandes sistemas puedan hacer, sino en el que nosotros elijamos día a día.
Una fiel convicción, que no siempre resulta en la práctica, pero que sinceramente intento.
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Comentarios
Hay 1 comentario en este artículo.
Luis H Lopez
Excelente exposición a lo que yo podría llamar el desarrollo cognitivo, por lo tanto estoy de acuerdo con la teoría de Piaget