Concentrarse en la respiración. Ese es el principio básico del yoga. Inhalar y exhalar. Un proceso mecánico del cual depende nuestra subsistencia en este planeta, tan simple y automático que no hace falta invertir energía en pensarlo y ¡he ahí el problema! ¡no hay que pensarlo!
Por eso, cuando sale el Yoga a decir que hay que pensarlo, concentrarse en ello y poner toda tu mente y energía en la entrada y salida del aire del cuerpo resulta una tarea titánica. O bueno, por lo menos para mí lo es.
Tengo lo que llaman una monkey mind (mente de mono), como la tiene la mayoría de los mortales, pero lo corriente de mi situación no evita que me frustre constantemente con ella. Y conste que intento ignorarla más que combatirla (aunque mi tasa de éxito no sea muy prometedora).
En fin, que a veces las cosas más simples y obvias de la vida, como concentrarse en la respiración, pueden ser las más complejas de enfocar y lograr. Y eso, señores y señoras, es justamente lo que sucede con la marca personal.
La marca personal eres “tú”, en todo tu esplendor. O bueno, en el esplendor que ve la gente en ti. El hecho es que es algo tan tuyo y tan cotidiano como respirar y, quizás, por eso tan complejo concentrarse en ella, pensarla, entenderla, enfocarse y darle forma.
“La marca personal es lo que otros piensan de ti cuando no estás.” Jeff Bezos.
Poner tu mente a trabajar los aspectos de tu marca personal requiere de concentración y análisis profundo. De honestidad cruda y tiempo.
Sincerarse se dice fácil, pero ser tu propio critico, el que sabe reconocer limites y construir posibilidades, es algo que usualmente se logra más por casualidad que por propósito; lo cual, permítanme que lo diga, es una verdadera lastima.
Por eso, este 2017 será el año de la marca personal y no lo digo de la boca para afuera, lo digo también por mí. Porque eso de “En casa de herrero, cuchillo de palo” es más cierto de lo que me gustaría. Este año no solo quiero trabajar para otras marcas, quiero también dedicar(me) tiempo a mi marca más importante para ser una persona verdaderamente consciente y participe de cada decisión que tomo.
Al final, aunque no nos damos cuenta, somos nuestra marca personal y reconocerla para ser reconocidos por ella nos hará “vivir” aunque dejemos de respirar.