Cinco maneras de ser un mejor consumidor

abril 11, 2018

Pasé de tomarme solo 20 minutos en un supermercado a estar ahí casi una hora para comprar los mismos cinco productos. Ni hablar del maravilloso “one-click” de las compras on-line, sencillamente no está diseñado para mí, porque puedo hacer trescientos clicks antes de darle al botón comprar…  Así que lo confieso. Me estoy complicando la vida.

Y no. No es indecisión. Es consciencia.

Si no te importa sacrificar un poco de tu comodidad para ser un mejor consumidor y poner en tela de juicio el porqué tomas una elección u otra antes de sacar la cartera, te prometo que valdrá la pena que te quedes aquí.

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Creo fielmente que cada persona –salvo ciertas excepciones– es lo suficientemente autónoma y con cabeza como para crear su propio “sistema” de consumo. Pero también sé que no siempre es fácil ver los límites ni saber cuándo algo es una decisión o cuándo es un impulso, por eso aquí tienes cinco claves (que personalmente me han ayudado mucho) a la hora de tomar mejores decisiones como compradores y consumidores.

 

Diferenciar entre “necesitar” y “desear”. Saber si algo es imperante o sencillamente satisface un deseo es vital. El identificarlo como deseo no significa que no vayas a comprar, pero pone la responsabilidad en ti y no en una demanda externa que te “obliga” a comprar. Asumir nuestras decisiones nos hará más conscientes y establecerá el valor que tienen las cosas o servicios en nuestra vida.

Sé congruente. Más que establecer como ley “no compres nada de (inserte país o materia prima)”, lo importante es saber cuáles son tus principios éticos, ¡tus valores! y qué tan importantes son para tu toma de decisiones. Cuestiónate. Preguntas como ¿me importa quién cosió esta camisa? ¿comprar esto me ayuda con mis objetivos financieros del mes? ¿quiero comer solo ingredientes que pueda pronunciar? ¿quiero saber a dónde van los desechos de esta empresa? ¿prefiero comprar envases que pueda rehusar/reciclar? ¿prefiero gastar más y comprar menos?… son algunas premisas que podemos responder para nosotros mismos con total honestidad.

Si tienes dudas, busca respuestas. Si algo no te convence o quieres saber más ¡pregunta! Hoy en día la mayoría de las marcas tienen servicios off y on-line para ponerse en contacto con sus seguidores/compradores/consumidores. No siempre tendrás la respuesta que quieres, pero si recibes evasión o lo que te dicen no te satisface, la decisión final igual será tuya.

Selecciona tu causa. El que “mucho abarca, poco aprieta” y más que tener ochocientas “reglas”, mi recomendación es seleccionar una causa para guiar tu consumo. Están los grandes movimientos que invitan a “disminuir el consumo de plásticos”, “no comprar productos testados en animales” o “comer solo alimentos locales”, pero tu causa puede ser más simple o personal como “renovar el armario solo una o dos veces al año”, “leer las etiquetas antes de elegir” o “empezar a ir al supermercado con una lista de compra y apegarte a ella”.

Establece tus puntos de honor. Los puntos de honor, son aquellas premisas innegociables en tu consumo, como por ejemplo las tiendas en las que compras o una marca que jamás utilizarías. Es algo mucho más específico que una causa y no todos tenemos que tener los mismos ni debe ser una forma de superioridad moral, pero tener claros tus “sí” y tus “no” crea fuerza de voluntad y ayuda a tu planificación y a tu bolsillo.

 

Recuerda que el proceso de ser consumidor consciente y crítico es una responsabilidad. Ejércela siendo siempre sincero(a) y congruente con tus valores y tu estilo de vida. Y sí, te “complicarás” un poco más la vida, pero al final valdrá la pena.

 

Photo by Anthony Martino on Unsplash

 

 

 

 

 

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