Llámalo “suicidio comunicacional” o anhelo ingenuo, pero yo, amante de las letras y las pequeñas lecturas, wannabe de blogger desde 2012 y acumuladora de tres intentos fallidos en el área, he decidido, a pesar de la apatía de las masas, volver a tener un blog.
Sí, lo sé: “esto no es 2009…” “ya casi nadie lee un blog…” “deberías intentar con un Podcast…”. Créeme que yo también lo pensé. Todas son afirmaciones válidas que me hicieron cuestionar (y retrasar) mucho esto, pero que no me hacían sentir fiel a mí ni a lo que buscaba para este momento. Al final, este espacio lleva mi nombre y como tal, quería que fuera un reflejo de quién soy, de lo que hago y de lo que predico.
Quizás sea de esa minoría que aún lee blogs, que espera sus publicaciones semana a semana como hacía hace una década, que cree que esos diez minutos de lectura matutinos son casi meditación y que se llena el espíritu al leer sobre un tema que le gusta o entretiene.
Pero pocas personas, ya son (somos) algunas.
Así que justo eso es lo que quiero hacer. Esto es para aquellas almas, por pocas que sean, que aún encuentran satisfacción con estos espacios de mortales, llenos de letras y pensamientos llamados blogs.
Y este espacio, construido con mimo, entrega y, por primera vez, planificación, será una ventana para contarte cada lunes sobre algún tema relacionado con los tres ejes de mi vida: personas, palabras y lugares. Un espacio que pretende contar historias, compartir conocimientos y generar reflexión.
Un espacio en el que narraré de qué va esto de ser psicóloga de marcas, sólo para aquellos, que como yo, crean que aún vale la pena leer un blog.
Así que si estás aquí, gracias por creer que vale la pena. Nat.
PD: La foto es un agradecimiento al responsable de este espacio, mi partner de vida, Fran.